Ciudad de México.- La trata de personas ha adquirido las dimensiones de una crisis humanitaria; como modo de explotación, suele tomar diversas formas: explotación sexual, esclavitud, trabajo y mendicidad forzados, extracción de órganos, etcétera, prácticas que se realizan en México y en el mundo como producto de redes internacionales que inhiben la libertad de hombres y mujeres de todas las edades, afirmó la directora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, Carola García Calderón.

En la ceremonia de entrega de constancias a los egresados de la sexta edición del Diplomado en Línea sobre Trata de Personas, la académica universitaria indicó que los más vulnerables a ese flagelo suelen ser quienes tienen poco acceso a la educación y servicios de salud, que pertenecen a poblaciones desplazadas, refugiadas o perseguidas. “Usualmente son quienes habitan o huyen de zonas afectadas por conflictos armados, desastres naturales, pobreza extrema”.

En el auditorio Ricardo Torres Gaitán, del Instituto de Investigaciones Económicas, señaló que debido a la naturaleza del problema no existen cifras exactas en torno al número de víctimas. Sin embargo, cada vez es más evidente a nuestros ojos: en México y en la región latinoamericana se puede observar en las zonas rojas de las ciudades, campos agrícolas, fábricas, maquilas, trabajo doméstico, fronteras, así como en el crimen organizado y en otros espacios.

Resaltó que esta violación a los derechos fundamentales marca a las personas que lo padecen, les ocasiona sufrimiento a ellas al igual que a sus familias. La trata evidencia grandes conflictos ambientales, sociales, políticos, económicos, nacionales e internacionales que golpean a la población mundial, “por lo que este diplomado en línea es fundamental ante el compromiso académico de la UNAM con nuestro país y el mundo”.

En tanto, el coordinador general de esta actividad académica, Mario Luis Fuentes Alcalá, destacó: todos los días se observan imágenes y relatos de la crisis humanitaria que viven muchos mexicanos y centroamericanos que llegan a las fronteras y padecen “realmente una situación de enorme dolor, tristeza y desprotección. Por ello, en la UNAM se realizan esfuerzos como este diplomado para hacer frente a los grandes retos que tenemos para contar con un país sin violencia, que es a lo que aspiramos”.

Por ello, abundó, como parte de la Cátedra Extraordinaria Trata de Personas en los últimos años se ha realizado este diplomado en el cual participan servidores públicos de México, el Caribe y Centroamérica, principalmente, así como representantes de organizaciones civiles, y de la Conferencia Regional sobre Migración. Gracias al esfuerzo de los profesores que imparten el diplomado, “logramos estar cerca del estado del arte para enfrentar algo que nos sigue conmoviendo”.

Adelantó que se realizará en Tijuana la presentación del libro La UNAM en las Fronteras de México, un inventario del compromiso del quehacer académico universitario en esos lugares. “Esto es una muestra y el acicate para hacer mucho más en la divulgación, investigación y en la academia, pero sobre todo un trabajo social de excelencia; nuestros jóvenes quieren estar ahí, ayudando, apoyado y orientando”.

En representación de los egresados internacionales, Katherine Johana Soto Torres, coordinadora de la Organización Mujeres Desaparecidas de Perú, espacio de asesoría para la atención, búsqueda e investigación con enfoque de género y derechos humanos en niñas, niños, adolescentes y mujeres reportados como desaparecidos, apuntó:

En nuestro país, como en México, cada año se registran miles de casos de mujeres reportadas como desaparecidas vinculadas con la trata de personas en sus distintas expresiones.

De 2018 a 2020, en Perú se reportaron 101 mil 417 casos de desapariciones, de las cuales 63 mil 827 denuncias correspondieron a mujeres, mientras que 59 mil 512 a niñas, niños y adolescentes. Asimismo, según el Instituto Nacional de Estadística e Informática de esa nación, de 2015 a 2020 se registraron ante el Ministerio Público 7 mil 348 denuncias de trata de personas, de las cuales ellas fueron las principales víctimas.

Precisó que más allá de hablar de cifras y estadísticas, que permiten una aproximación a la magnitud y recurrencia de este fenómeno, es importante tener presente “a partir de nuestra formación y quehacer cotidiano, que hablamos de personas cuyos derechos han sido vulnerados para ser sometidos a episodios de esclavitud, explotación sexual, trabajo forzado, trabajo infantil, mendicidad, matrimonio forzado y otras modalidades de explotación que comprende la trata de personas”.

El aporte del diplomado nos confronta para establecer y reafirmar compromisos que nos posibiliten aplicar lo analizado y aprendido durante este tiempo, que no solo nos coloquen desde la academia y profesionalización técnica sobre estos marcos, sino que nos permitan establecer puentes entre políticas integrales frente a la trata de personas y a las personas sobrevivientes de este delito, a quienes definitivamente tenemos que escuchar, enfatizó.

En la ceremonia estuvieron los directores de las facultades de Economía, Eduardo Vega López; de Estudios Superiores Acatlán, Manuel Martínez Justo; del Instituto de Investigaciones Sociales, Miguel Armando López Leyva; y de la Escuela Nacional de Trabajo Social, Carmen Casas Ratia.

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