Ciudad de México.- En la Ciudad de México, 96.3% de las usuarias del transporte público ha padecido algún tipo de violencia sexual y 72.7% lo ha experimentado mientras viajaba sola, según datos de la Encuesta Sobre la Violencia Sexual en el Transporte y Otros Espacios Públicos en la Ciudad de México 2018, realizada por ONU Mujeres.

Las agresiones más frecuentes son, en porcentajes: miradas morbosas (81.7), piropos obscenos (81.2), se recargaron con fines de frotamiento (65.8), ofensas o denigraciones (57.3), amenazas o amagos de abuso (53), tocamientos no consensuados (50.9), nalgadas (37.1), exhibicionismo (25.8), susurros al oído (24), masturbación (23.5) o las siguieron (22.4).

Esto impacta en la seguridad y estado emocional de las mujeres, pues en muchas ocasiones ellas tienen que ocupar más de un vehículo para llegar a su centro de trabajo o escuela.

Por ello, la Facultad de Estudios Superiores (FES) Acatlán, en coordinación con la Secretaría de Asuntos Académicos Estudiantiles y la Coordinación de Actividades Deportivas y Recreativas de dicha entidad, ante la necesidad de dotar a las y los estudiantes de herramientas para salvaguardar su integridad –y en respuesta a sus peticiones– desarrolló un curso de defensa personal.

De acuerdo con Miguel de Jesús Zamora Liévano, responsable del equipo representativo de taekwondo y coordinador de los talleres de defensa personal de la FES, “muchas veces no saben qué hacer, por ello nuestro programa técnico busca enseñarles a repelar agresiones, pero de una manera responsable y cuidando las necesidades y bienestar de quien se defiende”, explicó.

Desde 2018, la FES Acatlán organiza cada semestre estas clases a fin de dotar al alumnado de técnicas físicas para neutralizar a su agresor y huir. Hasta el año pasado se habían impartido 54 sesiones a más de 970 integrantes de la comunidad, en su mayoría mujeres.

Mitzy Castillo Tejeda estudia Ingeniería Civil y ha tomado el curso en tres ocasiones; considera que estos conocimientos nunca sobran, además de que le han dado más confianza cuando camina sola. “Nos ha abierto los ojos respecto a poner tu integridad por encima de lo material y nos ha inculcado el hábito de intuir la actitud de los otros y de voltear de vez en cuando para ver si no te siguen, acciones que, al final, marcan una diferencia entre estar atenta o vulnerable”.

En ese contexto, el profesor Zamora Liévano repite constantemente a sus alumnos –mujeres y hombres– que si están al tanto de su entorno serán menos propensos a un ataque. “Cuando un agresor sube al transporte público lo primero que hará es analizar cómo vistes, qué dispositivo traes en las manos, con qué frecuencia lo usas o si estás distraído. Evitar tales escenarios nos permite eludir confrontaciones o escapar de situaciones de alto riesgo”.

Prevenir

Lizeth Torrijos Luviano estudia Relaciones Internacionales en Acatlán e ingresó al curso tras haber sufrido en 2018 acoso sexual mientras viajaba. “Iba en el camión, en los asientos de la orilla, y alguien se recargó en mi hombro y se empezó a masturbar”. En ese momento, el miedo y el no saber qué hacer la paralizaron; tres años después algo similar se repitió, por eso, no dudó al inscribirse en las clases de defensa personal impartidas en su escuela.

Hoy Lizeth dispone de herramientas para, sobre todo, no quedarse callada, reaccionar y pedir ayuda. Como su coordinador comenta, estas enseñanzas no buscan la confrontación directa, sino prevenir.

Para Zamora Liévano, la comunicación con los familiares debe ser primordial al salir de cualquier lugar, ya sea el colegio, el trabajo o alguna reunión. “Siempre hay que compartir en qué lugar estarán y, sobre todo, rodearse de personas de confianza con las que sabes que estarás bien y que nada adverso te pasará”.

Un segundo consejo sería, en el transporte público, guardar el smartphone, la cartera y no responder al teléfono o mensajear, “que nos tengan un poquito de paciencia cuando nos trasladamos, o buscar puntos de resguardo. Si van en el Metro contesten el WhatsApp o la llamada cerca de un policía y jamás mantengan la mirada abajo, sin prestar atención al caminar. Hacerlo de esta manera, además de evitar accidentes, nos hará menos propensos a un ataque o asalto”, finalizó.

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