Primero Editores / Ingrid Ahumada M.

Tenango del Valle, México.- Entre cera y pabilos nació y creció Marco Antonio Garduño Isasi, quien es la sexta generación de su familia dedicada a la cerería en Tenango del Valle, aunque con una distinción especial, pues innovó las formas tradiciones de presentar una vela que asegura alumbra el hogar de las personas.

En entrevista, explicó que la elaboración de cada vela aún la realizan con el proceso original de la edad media, el cual consiste en verter la cera sobre los pabilos que cuelgan de un aro con el fin de que se hagan por capas.

Sin embargo, desde hace unos años, Marco Antonio impulsado por su inquietud realizó diversas pruebas para ofrecer un producto innovador que además de alumbrar el hogar de las personas sirviera como una pieza decorativa, por ello, recordó que lo primero que elaboró a base de prueba y error fue una vela con forma de manzana.

“Te puedo asegurar que desde el vientre de mi mamá soy cerero, es muy satisfactorio, en el vientre de mi mamá yo sentía las quemadas, yo olía la cera de colmena, toda mi vida hasta ahorita a mis 61 años soy cerero”, comentó.

Foto: Ingrid Ahumada

Innovo hasta conformar elementos de una ofrenda

Actualmente y gracias a su interés de innovar, elabora a base de cera de colmena más de 40 variedades de velas con formas de frutas y verduras, como aguacates, manzanas, peras, naranjas y uvas, todas en sus diversas tonalidades y presentaciones.

Pero eso no fue todo, pues incluso ahora elabora velas con formas de calaveras de chocolate, pan de muerto incluso escarchada con azúcar y calabazas, cada pieza es especial, pues las elabora una a una de forma artesanal, ya que asegura que su trabajo es puro y que a su edad no conoce un solo molde para elaborar las piezas.

“Mi trabajo es puro, está muy relacionado con la fabricación de las cosas con las manos, por eso todo es especial, pues son piezas únicas y eso es lo que nos ha dado reconocimiento con nuestros clientes”, mencionó.

En su negocio, predomina el olor a manzana canela, el cual emana de las piezas de cera que engalanan el lugar, pues además se encuentran enormes árboles de cera y piezas que bien podrían considerarse arte como la presentación de las frutas que elabora quizá para centros de mesa.

Del otro lado del lugar, sobre huacales de colores exhibe las frutas y verduras, así como las piezas con motivo del día de muertos, estas colocadas como pequeños altares tradiciones en las casas mexicanas.

“Cuando una persona o una familia prende una de mis velas, me permite adentrarme a su hogar es muy satisfactorio, porque me están permitiendo participar en su ofrenda sagrada”, indicó.

Sin precisar cuánto tiempo le lleva elaborar las piezas, explicó que por ejemplo una manzana puede elaborarla en 30 minutos repartidos en poco más de cinco días, pues el proceso es lento y -dijo- requiere paciencia y pasión por lo que se hace.

También, destacó su interés por implementar en sus piezas panadería mexicana, desde conchas hasta cuernitos, pues dijo que así rescata las raíces mexicanas, ya que recalcó ama a su país y sabe que sus piezas han llegado a diversas partes del mundo y así se llevan un pedacito mexiquense.

Foto: Ingrid Ahumada

Cerería en peligro de extinción

La cerería -dijo- es una rama artesanal muy golpeada, misma que -añadió- está en peligro de extinción, pues los cereros son familias que han desaparecido, incluso destacó su participación recientemente en un encuentro nacional de cerería, en donde su familia fue la única representante del Estado de México.

“Por ejemplo, el ramo textil no tiene problema porque son muchas personas que se dedican a eso, (…) pero en la cerería no es tan fácil encontrar gente que se dedica artesanalmente a esto, porque ahora la industria nos ha absorbido totalmente”, argumentó.

En tanto, los hijos a pesar de que saben hacer el proceso artesanal, han preferido concluir estudios profesionales, sobre todo al ver de cerca lo complicado de la comercialización de estos productos.

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