Por Angélica Rangel

Ignacio Trelles, técnico legendario del futbol mexicano y referente importante del Cruz Azul, falleció este martes por la noche a la edad de 103 años en la Ciudad de México.

El entrenador hizo historia en el balompié nacional tras conseguir 15 títulos, convirtiéndose así en el Director Técnico con más trofeos, mismo logro que consiguió Ricardo “Tuca” Ferretti.

Pero, ¿quién fue Nacho Trelles?

El 31 de julio de 1916, no existía la Federación Mexicana de Futbol. Solo existía la Liga Mexicana que seis años después (1922) desapareció por completo para darle origen al organismo que actualmente rige el fútbol dentro de nuestro país.

Ignacio Trelles (oriundo de Guadalajara, Jalisco) siempre fue atlético y aunque en su niñez practicó otros deportes, el futbol era el que le tenía un sitio reservado para siempre.

Durante la adolescencia, vivió en la colonia San Miguel Chapultepec, de la Ciudad de México, barrio al que llegaron a vivir sus padres tras dejar Guadalajara. 

“Me acuerdo que empleábamos una palanquita de madera para ajustar el balón, pero si se llegaba a romper la correa, luego de haber metido la cámara y el pivote por una pequeña abertura, todos los niños hacíamos el berrinche de nuestra vida, porque era una labor que nos podía llevar hasta media hora”, comentó don Nacho Trelles.

En 1930, cuando no existía la moda de firmar autógrafos y el club más grande de México (América) era un equipo tan pobre que ni siquiera tenía una cancha propia para entrenar, los sueños de ser futbolista del joven nacho iban por buen camino.

Sin un físico “grande”, más bien flaco, el cual así mismo era apodado, pero con una velocidad increíble y una buena visión de campo pronto llegaría a las fuerzas básicas del Necaxa, en cuyo periodo recuerda que le daban 10 pesos como premio por haber ganado un partido.

“Eran pequeños incentivos. También nos regalaban un bono para poder viajar diariamente en los mismos tranvías de la compañía. Otro de los obsequios consistía en boletos para ir a los toros”.

Gracias a esos boletos, Ignacio Trelles, hijo de un ingeniero mecánico electricista no titulado que estuvo en la Revolución Mexicana, “mi padre jamás tiro balazos, componía transformadores, plantas de luz o lo que se presentara en ese momento”, fue como se hizo muy aficionado a los toros. 

Su debut como futbolista

En 1940 su debut como futbolista se hizo presente con el primer equipo del Necaxa al sustituir a un compañero con un sobrenombre inolvidable: El Calavera Ávila. Un apodo cualquiera si se considera que ya destacaban otros ilustres jugadores como El Chanclas Zamudio, El Pipiolo Estrada, El Moco Rosas o El Pulques León.

Fue justamente “El Pulques”, portero del equipo Marte, cuya familia era comerciante de dicha bebida que le dio el singular apodo, quien, al intentar rechazar un balón, cayó en la pierna de Don Nacho y le destrozó la tibia y el peroné.

“El mundo se me vino encima y comprendí que para mí el futbol había llenado una ilusión a medias”

Militó en equipos como America (de 1943 a 1946); Monterrey y en 1948 se fue hacia Estados Unidos, específicamente a Chicago para jugar con los Vikings, durante ese mismo año regresó al Atlante, club en el que se retiró.

En febrero de 1948 la carrera de Nacho Trelles eclipsó, llegó a recibir 75 pesos al mes en su primer salario, suficientes para darse el gusto de comprar un traje de vestir y unos zapatos de charol. A partir de ahí, la quedó la “pierna chueca”.

Era en el banquillo

Don Nacho Trelles dijo que jamás fue de esos técnicos aparatosos que intentan suicidarse si pierden un partido histórico en el último minuto. Y lo advirtió él, que en el Mundial de Chile 62, cuando la selección mexicana estaba a punto de conseguir un valioso empate ante España, en la agonía del partido, en ese último aliento, cuando todo el cuerpo tiembla y se siente un agujero en el estómago, tras un tiro de esquina a favor, Gento recuperó un balón y corrió toda la cancha para anotarle la estocada final a la “Tota” Carbajal.

“La única vez que lloré fue por la muerte de mi madre”, recuerda el entrenador que ayudó con su estrategia desde el banquillo para que México consiguiera su primera victoria en una Copa del Mundo. Pocos estrategas en el orbe podrían medirse con él. 

En julio de 1949 debutó como Director Técnico en el Zacatepec, de la Segunda División, por un sueldo de 700 pesos al mes. Viajó 5 años en autobús hasta Morelos y no tardó en llevar al ascenso a la escuadra cañera.

“Allí dirigí al famoso Coruco Díaz, un futbolista alegre, pícaro, sobresaliente. No contaba con grandes jugadores, todos eran obreros de los ingenios azucareros o las fábricas de la región”. 

Sumó títulos de liga con el Marte (1953-1954), Zacatepec (1954-1955 y 1957-1958), Toluca (1966-1967 y 1967-1968), y Cruz Azul (1978-1979 y 1979-1980), y entre sus múltiples tareas que aprendió con la selección mexicana en las tres Copas del Mundo en que dirigió – Suecia 1958, Chile 1962, Inglaterra 1966-, estaba la de levantar el ánimo del Jamaicón Villegas.

“Extraordinario futbolista, que sin ser zurdo era una gran defensa izquierda. Su problema era que tenía frecuentes depresiones, porque le entraba la nostalgia en el extranjero. Extrañaba su tierra. A veces conseguía sacarlo de su tristeza y otras veces no tanto”.

Su retiro como estratega fue en 1991, año en el que estuvo al frente del Puebla. Entre otros clubes que dirigió estuvieron el Atlante y los Leones Negros.

A Don Nacho nunca le gustaron los elogios. Incluso, alguna vez reconoció como un rasgo importante de su carácter nunca haber sembrado relaciones públicas, porque era enemigo de las falsedades. Quizás ese fue el motivo por el que jamás le interesó la política, “porque los políticos son para mí, sinónimo de hipocresía”. Eso debió haber pensado cuando en alguna ocasión, tras saludar de mano a Díaz Ordaz, el ex presidente bromeó con ofrecerle un lugar en su gabinete.

El niño que soñaba con ser bombero, trapecista o piloto, tuvo que acostumbrarse a que, a lo largo de 70 años de Director Técnico o asesor en diversos clubes, a que hasta el barrendero más humilde le dijera “Profe”.

Nacho Trelles es y será una figura de importancia superior dentro de la historia del futbol mexicano, cientos de jugadores vio pasar, clubes descender y ascender. Muchos títulos vio levantar por diversos clubes. Y hoy, él se levanta como una estrella más en el firmamento.

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