Por José Manuel López Colín

Periodista, escritor, poeta, su olfato reporteril lo ha llevado a las entrañas de Guerrero a buscar historias para contar; de su pluma se escribió “La guerra que nos ocultan” una investigación periodística que deriva de la muerte del normalista Julio César Mondragón Fontes, ocurrida el 27 de septiembre de 2014, mismo día en que 43 de sus compañeros desaparecieron en la ciudad guerrerense de Iguala. Miguel es una voz autorizada para hablar del caso que puso la mirada internacional en el gobierno de Enrique Peña Nieto.

 

Sentados en una banca, a la orilla de uno de los jardines aledaños al edificio central de rectoría de la Universidad Autónoma del Estado de México, Miguel Ángel acepta hablar conmigo sobre la reciente creación de la Comisión de la verdad, que tiene como uno de sus objetivos encontrar la verdad de lo ocurrido la noche del 26 y amanecer del 27 de septiembre de 2014. “Qué pasó con ellos y donde están”. Esas son las preguntas, dice.

 

¿Qué esperas la comisión de la verdad? Se puede pensar que es tan complejo el caso y que tiene metidos muchos intereses en torno a la seguridad nacional que parece que va a avanzar muy poco, pero desde la esperanza, espero que la comisión resuelva al menos una parte de la pregunta fundamental que todo el mundo se hace que es – ¿qué pasó y dónde están?-. Primero ¿dónde están? Porque el ¿qué pasó? Pues ya se sabe, aunque hay obscuridad. Por otro lado, pienso que no va a pasar nada porque hay una política de AMLO (Andrés Manuel López Obrador) sobre las fuerzas armadas en la que lo protege de manera extraña o contradictoria desde las opiniones que él daba desde hace 18 años.

 

¿Por dónde debe empezar la comisión de la verdad? Muchos hacen esa pregunta, es cómo cuando te preguntan ¿Cómo sabes cuando terminas un texto? Cuando le pones punto final.  El comienzo debe ser generar la estructura sobre la que va a descansar, la estructura jurídica, administrativa, la de investigación que es, evidentemente, muy importante y las redes que conlleva, como la creación de un banco genético que, si bien, existe, está incompleto. Es grave y lamentable que no se tenga un banco genético para este tipo de búsquedas. Además, la Comisión Nacional de Búsqueda y la Comisión de Ayotzinapa no deberían existir porque eso no debería haber pasado. Sin embargo, ya que pasó, ya que existen se deben generar las redes correctas.

Hay que revisar las investigaciones oficiales y empezar a descartar qué sirve y qué no. La verdad sirve muy poco, pero hay cosas que pueden dar indicios. La participación de los alumnos, creo, es más importante que la de los padres. Alumnos sobrevivientes que ya son profesores rurales. Pero también hay un cerco de miedo en Iguala en torno a ellos porque saben cosas que no se han declarado.

 

¿Alejandro Encinas y su equipo están preparados para una tarea como esta? El equipo que Encinas forma no es un equipo bisoño es un equipo que ha estado junto por muchos años y ha tratado temas de carácter social como desapariciones y luchas. Ha tratado temas de resistencia contra minas, contra el crimen organizado y tienen una red estructurada que se va a enriquecer porque se van a acercar los que no están y ahora, desde el poder, las cosas serán más fáciles porque no van a padecer – al menos en cuanto a recursos-.

Las expectativas publicas quizás no están clarificadas. Tal vez se espera mucho, pero la realidad de otras comisiones de búsqueda nos indica que hay resultados muy magros cuando inician. En Perú, por ejemplo, hay 14 identificados en un año.  Aquí van a operar en situaciones que están casi listas para ser resueltas. La primera es que hay gente desaparecida que en realidad no lo está; los familiares y muchos saben dónde están los cuerpos, pero no se han realizado los trámites. Hay 26 mil cuerpos no identificados en SEMEFOS.

 

¿Qué cambiaría en el país si la comisión llega a una versión concreta de lo qué pasó en septiembre de 2014? Hablamos de un caso emblemático, es como resolver el 68. Para las generaciones que nos tocó vivir el “Ayotzinapazo” es nuestro 68, Primero validaría la visión de gobierno de López Obrador, aunque haya cometido errores. Generaría confianza en la sociedad, le daría certeza a los afectados y lograría un movimiento distinto en la participación política.

 

¿Hablaríamos de uno de los mayores logros de la administración actual? Si, pero también hay que lograr la estabilidad del país. Es curioso que desde las redes sociales se diga que México está polarizado, pero si ves las encuestas, dicen que el 89% de la población está a favor de López Obrador. Entonces no hay polarización. El principal logro deberá ser la estabilidad social, el combate a la pobreza, la igualdad en el sentido de todos tener acceso a servicios, bienes, disfrutes. Pero en este momento hay exclusión. Todo eso va de la mano con la seguridad, de nada sirve tener eso si no hay seguridad.

 

¿La comisión podrá investigar al ejército? Eso me da curiosidad, porque se ha comprobado, al menos desde lo periodístico la responsabilidad del ejército en todos los genocidios habidos y por haber en México, en desapariciones, en ejecuciones extrajudiciales, las fuerzas armadas están inmiscuidas en ese apartado. El mensaje público de Obrador dice que el ejercito es el gran consentido. El ejercito no cambia solo porque cambie el comandante. Todos los ejércitos están diseñados para aniquilar, los soldados están diseñados para morir, eso es una premisa de la edad media o antes.  Si Obrador se arropa con la fuerza militar, va a ser muy difícil que se les pueda investigar porque sigue siendo el mismo ejército.

Si la comisión no puede, por la razón que sea, investigar la responsabilidad de los militares, es una comisión de mentiritas.

Comentarios

Comentarios