Por Angélica Rangel

Hoy culminamos este pasaje por la época de cine de oro mexicano y que mejor forma de hacerlo que con el genio que llegó a México con el propósito de filmar una película por finales de los cuarenta, el cineasta Luis Buñuel.

Una de las piezas fundamentales en la organización industrial alrededor del cine en nuestro país fueron los sindicatos encabezados por el Sindicato de Trabajadores de la Industria Cinematográfica (STIC), y el Sindicato de Trabajadores de la Producción Cinematográfica (STPC). Una vez consolidados, los dirigentes de esta organización pusieron trabas a los nuevos miembros que buscaban ingresar, por lo que la gama de realizadores se mantuvo sin cambios a lo largo de la segunda mitad de la década de los cuarenta. Sin embargo, el único cineasta que logró entrar a la Sección de Directores fue el español Luis Buñuel, quien llegó a nuestro país en 1946 con el propósito de filmar la película que se hubiese titulado “La casa de Bernarda Alba” pero que no se pudo realizar por complicaciones con los derechos de autor.

A pesar de aquel inconveniente, pronto recibió la propuesta de hacerse cargo de la dirección de “Gran Casino” (1947), película que fue su debut como cineasta en México, pero con el que no obtuvo la aceptación del público. La ficción narra la historia de duda y romance entre Gerardo Ramírez (Jorge Negrete) y Mercedes Irigoyen (Libertad Lamarque), personajes que se conocen en medio de la desequilibrada situación a la que Mercedes hace frente, ya que su padre, un propietario de pozos petroleros llamado José Irigoyen, ha desaparecido, y los principales sospechosos son sus empleados Demetrio García y el mismo Gerardo.

Lo único que bastaron fueron dos años para que Buñuel se nacionalizara mexicano y diera rienda suelta a su creatividad como director en México con películas como “El Gran Calavera” (1949), filme que retrata la falta de autocontrol del adinerado Ramiro es aprovechada por sus hijos, uno de sus dos hermanos y su cuñada.  Por el contrario, su tercer hermano llamado Gregorio, se preocupa por la situación y planea una estrategia para que Ramiro crea que no le queda mucho dinero y que su familia ya no podrá depender de él.

En 1950 Buñuel dirigió “Los Olvidados”, cinta nominada a la Palma de Oro en Cannes y a los premios BAFTA en 1952, además de ganar once Premios Ariel, incluyendo las categorías de “Mejor Película” y “Mejor Director”. En este importante largometraje un adolescente apodado “El Jaibo” acaba de escapar de una correccional luego de haber sido recluido por asesinato.  Hambriento de venganza, el joven se reúne con uno de sus amigos para perpetrar un ataque en contra de Julián, a quien acusa de haberlo delatado.  De esta forma comienza un nuevo recorrido por “El Jaibo” para llegar a su destino final.

https://youtu.be/PGah2dGx0Sk

Ya con una carrera consolidada en territorio mexicano, Luis Buñuel estrenó “Él” (1952), largometraje con el que de igual manera logró una nominación a la Palma de Oro. La película relata el camino hacia la locura por la que Francisco Galván, un hombre de dinero, avanza tras conocer y enamorarse de Gloria, una mujer a punto de contraer matrimonio. Francisco muestra una gran determinación para conquistar a la joven, meta que alcanza pero que, al mismo tiempo, marca el comienzo de una ira incontrolable, celos compulsivos y una paranoia que no lo dejan en paz, hasta el punto de ver en el asesinato la última salida frente a su ansiedad.

Buñuel no dejó de filmar, y en unos meses concluyó el rodaje de “La ilusión viaja en tranvía” (1954) con la aventura que viven Caireles y Tarrajas, dos empleados que trabajan en el tranvía 133 y que descubren que su lugar de empleo será retirado. Ya hacia finales de los años cincuenta el público conoció “Nazarín” (1958), historia que relata la vida de un bondadoso cura que se interesa por el bienestar de los más necesitados de su comunidad. Sin embargo, este personaje se ve forzado a abandonar el pueblo después de defender a una prostituta a pesar de haber ocasionado un incendio devastador.

El comienzo de la década de los años sesenta estuvo marcado por otro estreno condecorado en la ceremonia del Festival de Cannes en 1961. “Viridiana” (1961), basada en la novela Halma del novelista español Benito Pérez Galdós, narra la llegada de la novicia Viridiana (Silvia Pinal) a casa de su tío Don Jaime (Fernando Rey), quien encuentra en la mujer un parecido con su esposa fallecida tiempo atrás. En un impulso de desesperación, Don Jaime intenta aprovecharse de Viridiana, pero incapaz de completar su acto, decide retenerla para que esta no lo abandone.

Un genio que hizo brillar a México en el extranjero de la mano de grandes actores, ese fue Luis Buñuel. Genio “incomprendido” al principio y finalmente estrella de la cámara y la dirección, que dejó un legado sumamente importante para el cine de oro mexicano.

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