Por Socorro Valdes

Mentira, chantaje y silencio. Mucho silencio oficial. Filtración tendenciosa. Todo se conjunta para de nuevo dañar a posibles víctimas, al ciudadano. Para vulnerar a otros. A nuevas presas que las ronda el delincuente, el o los que secuestran, violan, matan o roban.

Hoy el silencio y la mentira ayuda a ellos, a los otros, a los omisos, a ambos. A los de la impunidad. Te enoja a ti, y sí, causa rabia, pero a ellos, los cubre, los justifica, los fortalece. La mentira, el silencio y el chantaje, destrozan, generan rabia y causan ¡Decepción! ¡Fue, es o no mentira! Un secuestro.

Sigue en el aire. Tú, yo, no somos jueces ni investigadores, ni policías. Somos sociedad que exigimos respuestas. Que merecemos explicación. Somos ciudadanos vulnerables al sentimiento, a los delitos y sólo sabemos de esa filtración, de un video, como aquel mensaje de texto, que se viralizó para crearte un sentimiento, como esa llamada de auxilio que te movió el corazón.

Que nos sentimos involucrados. De uno, sabes quién pidió ayuda, del otro, hay silencio. Nadie sabe quién lo filtró, y por qué a los medios de comunicación. Cuando ellos pidieron -PGJCDMX- “no cuestionar para no entorpecer investigaciones”.

Extraño, si extraño, aunque representa alivio que no la mataron, que sólo estaba aturdida, que andaba de fiesta. Que tal vez, sólo mintió. Y ¿nadie a mentido; tus hijos no te han mentido; tu esposo no te ha mentido? ¿Y los linchaste? No, no es el consuelo del tonto, porque la evidencia ahí está, pero la incógnita también.

Una evidencia como la hubo con aquel mensaje de texto, aquel llamado de auxilio al que le creímos. Ahora es un video, pero también unas autoridades, que justifican su silencio y dejan correr odio, linchamiento social. Una procuraduría de Justicia capitalina que nuevamente empuja a generar repudio, encono social y guarda silencio.

Como lo guarda una familia, obligada a disculparse, una joven, Karen, que debe enfrentar su mentira y la irresponsabilidad que daña mujeres, niños, adolescentes. Que lastima familias y enfrenta, impulsa peligro, un peligro porque si hay quien viola, secuestra, mata y también choferes delincuentes.

El caso es más grave, de mayor riesgo. No solo para tus hijos, no solo para ti. ¡Para todos! El impacto es mayor, la mentira causa en ti, en mi molestia, rabia, pero ¿y en quien procura la justicia; en quien investiga; en quien contiene los delitos? Y en ¿quién comete ilícitos, en quien, ¡viola, secuestra, mata!? ¡Cuidado! La realidad no desaparece con una mentira.

Hay “choferes” violadores, transporte público inseguro, policías negligentes, Seguridad Ciudadana que no previene; INVEA, que no verifica, y titulares de esos organismos que sólo “están muy al pendiente de los casos”. Autoridades que desestiman o justifican ilícitos por mentiras de otros, por chantajes, por acciones reprobables de irresponsables. Karen impactó, dañó y empujó a acrecentar impunidad, omisión en investigar delitos, a no acción inmediata que prevenga, a no evitar un secuestro femenino, sino a cualquiera, no investigar feminicidios, sino un crimen contra cualquiera, a no perseguir al delincuente que roba, a no castigar una violación dónde la víctima puedes ser tu, yo, mis hijos. No nos enfrasquemos en odio ni repudio.

No nos enganchemos en sólo la mentira, en que movilizó socialmente y, nos ¡mintió! No justifiquemos a una autoridad que debe proteger -SSC,PGJ, MP,JUECES- ¡No claudiquemos! No cancelemos la solidaridad y la unión social, sigamos, sigamos adelante, viralicemos la unión, el apoyo a familias, el respaldo social.

Y sepultemos al mentiroso, al que chantajee, al que usa el sentimiento. Sí, tú sentimiento de madre, pero también de padre, de familia, de sociedad, que da todo por salvar un hijo, un hermano, un amigo, un ¡Mexicano!

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